La astrología esotérica y el sentido de la vida

[Artículo de Jose Antonio Rodríguez]

El esoterismo ofrece la respuesta más simple posible a una cuestión que desconcierta a la mente humana hasta rozar el sinsentido,  llegando a decir que la vida carece de significado o que deberíamos contentarnos con el simple el hecho de vivir.

Según el conocimiento esotérico de la realidad el significado y el  propósito de la vida es el desarrollo de la conciencia, queriendo decir que nuestra percepción y conocimiento de la realidad puede y debe aumentar para llegar a ser cada vez más libres, que este conocimiento debe proveer las herramientas para aplicarlo en la práctica, que todo desarrollo y evolución requiere llevar a cabo los esfuerzos individuales correspondientes, y que el ser humano recién se encuentra en el umbral de la evolución autoconsciente.

Esto último significa que en este sentido el ser humano lo ignora todo respecto a su naturaleza y destino último.

Sin la visión de la vida que ofrece el esoterismo el hombre con  voluntad de transformación andaría a ciegas en sus esfuerzos mucho más tiempo del requerido. 

Respecto al desarrollo de la conciencia hay dos ideas esotéricas de suma importancia para el ser humano en evolución: las siete leyes de la vida y las doce cualidades esenciales.

La evolución de las formas de la naturaleza y de las cualidades sería del todo imposible al margen de la Ley, la ley impersonal que ofrece las necesarias condiciones inmutables como guía para el desarrollo.

Hay leyes en todo, y todo está regido por la ley.

Las leyes de la vida condicionan el desarrollo de la conciencia y lo hacen posible, constituyen un marco de referencia invariable sin el que el instinto natural carecería de base para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo que es mejor y lo que es peor.

En todas las edades se han proporcionado reglas vitales para convivir en armonía sin violar las leyes de la vida con sus desagradables consecuencias, y en determinadas culturas se han ofrecido instrucciones aún mas relevantes para el desarrollo (como el Noble Óctuple Sendero), pero las leyes de la vida son más generales y el ser humano las descubre a través de la experiencia.

La ley de libertad dice que todo ser tiene derecho al carácter individual y a la actividad dentro de los límites del igual derecho de todos y que la libertad se obtiene mediante la ley.

La ley de unidad dice que todos constituimos una unidad y que sin la unidad no es posible ir más allá de los límites inherentes al ser humano.

La ley de desarrollo dice que toda conciencia se desarrolla pasando por reinos y etapas definidas adquiriendo cualidades y capacidades hasta la meta final.

La ley de autodesarrollo dice que todo ser debe adquirir esas cualidades y capacidades por sí mismo.

La ley de destino dice que el yo en cada nueva forma de vida es
puesto en las situaciones que le proporcionan las experiencias necesarias a su nivel de evolución. La ley de cosecha dice que todo lo que hacemos o dejamos de hacer reacciona sobre nosotros con el mismo efecto.

La ley de activación dice que la conciencia sólo se desarrolla mediante la propia actividad.

Las siete leyes de la vida traen a colación el septenario análogo de los siete departamentos o rayos.

El mundo en que reside la ‘base de operaciones’ del individuo entre encarnaciones, el cuerpo causal o alma, se encuentra en la región superior del mundo mental.

Muy por encima, y muy por encima igualmente del sistema solar, tienen su origen estas siete energías básicas que condicionan todo lo que existe, y son transmitidas a nuestro sol mediante las doce constelaciones zodiacales en diferentes combinaciones.

De esta manera llegan a condicionar el campo energético de la tierra o signos, e igualmente al cuerpo causal, que en su corazón tiene un centro en forma de flor con doce pétalos.

Cada uno de estos pétalos es el asiento de una cualidad esencial, cuyo desarrollo permite llegar a captar a identificar primero un tipo de energía, y posteriormente ser capaz de aplicar esa energía con propósito.


A grosso modo, cada encarnación representa una oportunidad para seguir desarrollando la cualidad del signo solar, que representa el problema actual, e intentar activar la cualidad del signo ascendente, que es la llave de las posibilidades futuras y de la solución a los problemas presentes.

Las doce cualidades correspondientes a los signos zodiacales reciben nombres aproximados que designan conjuntos de cualidades menores y que deben entenderse como puertas de acceso a su significado, inaccesible por otro lado sin estudiar sus conexiones con los signos, en especial los trabajos de Hércules correspondientes: confianza en la vida, confianza en el yo, confianza en la ley, rectitud, impersonalidad, voluntad de sacrificio, lealtad, reticencia, alegría de vivir, determinación, sabiduría y unidad.


Cuando el individuo ha desarrollado al máximo las capacidades de su envoltura causal, incluyendo la adquisición de un estado de autoconciencia permanente, logrado aplicando técnicas como la auto-observación, la no-identificación, el autorrecuerdo, la razón contemplativa, la facultad creativa de acuerdo a la ley, el ennoblecimiento de la vida emocional, la reconstrucción del mecanismo de respuesta, etc., y todo en un grado tal que la experiencia humana ya no tiene nada que enseñarle y no hay deudas que saldar, el individuo culmina su estancia en el reino humano, la envoltura causal deja de ser necesaria y se desintegra para iniciar al individuo a una vida más plena en el mundo de la unidad (buddhi), el comienzo de un largo proceso de desarrollo en mundos cada vez más elevados.

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